1.¿Qué es y qué hace un coach?
El coach (entrenador o facilitador) es un profesional especializado que acompañará al cliente en el camino hacia su meta, y ayudará a qué este encuentre dentro de sí mismo todos los recursos y estrategias para la consecución de la misma, desarrollando al máximo todo su potencial para llegar al estado deseado.
Actúa como un acompañante que escucha, cuestiona, confronta, pero no da soluciones, ni aconseja, ni asesora, ni juzga. Desde la empatía y el profundo respeto hacia el individuo, con poderosas preguntas focalizadas y esenciales, el coach provoca que la persona encuentre en ella misma las herramientas para gestionar los conflictos, desempeñarse adecuadamente y lograr sus objetivos.
2.¿Qué relación se establece entre un coach y su cliente?
Entre el coach y el cliente tiene que haber confianza, proximidad y empatía. Todo ello garantiza la complicidad necesaria para poder trabajar juntos y avanzar en la consecución de los objetivos del cliente.
En ningún caso se establece una dependencia personal del cliente respecto a su coach. La misma definición de Coaching excluye este tipo de relación, puesto que el coach no “soluciona” nada, simplemente está entrenado para ofrecer al cliente un estribo, una ayuda, que le lleve a descubrir por sí mismo al cliente sus competencias y a obtener sus resultados más aceleradamente mediante un plan de acción medible, del cual el cliente es el único responsable.
3.¿A quiénes puede beneficiar el coaching?
A todas aquellas personas que quieran mejorar algún aspecto de su vida o de las relaciones con su entorno: cambios personales o profesionales, proyectos pospuestos que nunca encuentran el momento para desarrollarse, toma de decisiones sin miedo a equivocarse, refuerzo de la autoestima y confianza en sí mismo, más éxitos, mayor equilibrio personal y profesional…
En definitiva, puede beneficiar a todas aquellas personas de mentalidad abierta que deseen fervientemente hacer cambios en su vida y que estén dispuestas a apostar en ello todo su empeño y energía.
4.¿El Coaching es psicoterapia?
El Coaching genera cambios en las personas y todo cambio supone un proceso psicológico. En este sentido, el Coaching puede resultar altamente terapéutico, aunque en sí mismo no es psicoterapia, ni pretende substituirla. Puede actuar también como prevención, puesto que se trabaja con emociones y pensamientos, cuyo adecuado manejo es un factor de equilibrio personal y de paz interna.
El Coaching no se centra en el problema de un individuo y dónde ha fallado, sino en sus fortalezas y en su potencial. Por eso, no busca en su pasado los “por qués” de sus dificultades, sino que proyecta y se orienta en el diseño del futuro, enfocándose en el “para qué” de las acciones.
Ambas disciplinas (Coaching y Psicoterapia) tienen su espacio y su función. Incluso operativamente, en algunos casos se puede trabajar conjuntamente con una persona desde la psicología y desde el Coaching paralelamente, potenciándose así una disciplina a la otra.
En caso de detectar un problema mental grave en algún cliente, un coach honesto abandonará el proceso y lo derivará a un profesional de la psicología o la psiquiatría. Obviamente, en un proceso de Coaching no se puede hacer jamás un diagnóstico.
5.¿Cuánto dura un proceso de Coaching?
Un proceso de Coaching tiene una duración limitada, puesto que tiene un principio y un final muy definido, que suele durar entre 3 y 6 meses.
Aunque no existe un número determinado ideal, es recomendable hacer un mínimo de 5 sesiones.
Puede ser un período más breve o más prolongado dependiendo de la meta a alcanzar y de la velocidad de avance de cada persona.
Por tanto, la duración del proceso será distinta en función de las necesidades y preferencias personales de cada cliente.
6.¿Cómo se estructura un proceso de Coaching?
Aunque es variable, por regla general en las primeras sesiones se define la meta del proceso, se marcan expectativas y se acuerda un plan de acción con la persona consultante.
Con la ayuda del coach, el cliente explorará su realidad, marcará sus prioridades, evaluará oportunidades y nuevas opciones, detectará los retos a los que se enfrenta, etc.
Se traza un plan pautado de trabajo desde el primer día, abordando de manera progresiva la acción o acciones que la persona se compromete a realizar entre una sesión y la siguiente.
Progresivamente se valoran los resultados obtenidos y se trazan los cambios necesarios para conseguir los objetivos señalados. Así, junto con el coach, la persona va avaluando si las estrategias puestas en marcha son las adecuadas o no y, por consiguiente, si hay que implementar alguna variación.
Cabe decir que un proceso de Coaching goza de la más absoluta confidencialidad respecto a la información aportada por el cliente en las respectivas sesiones.
7.¿Y si no se cumplen las expectativas del cliente?
Si se detecta que en el proceso de Coaching no se van cumpliendo las expectativas, puede deberse a diversos factores.
El primero es que la persona no esté realmente comprometida con su meta y no se enfoque bien en ella o no dinamice acciones para alcanzarla. Dicho de otro modo: que ofrezca resistencia a salir de su zona de confort (ver punto 9).
Otro motivo puede ser que la meta no esté bien formulada, en cuyo caso se deberá reformular o bien fragmentarla en objetivos más pequeños en el tiempo. Puede ocurrir también que, aún habiendo formulado una meta correcta, la persona deba cambiar su estrategia para lograrla.
Finalmente, puede deberse a que la persona necesite ayuda psicológica, más allá del Coaching. En última instancia, si el coach lo estima necesario, se deberá interrumpir el proceso de Coaching y derivar al cliente a un profesional distinto.
8.¿En qué consiste una sesión de Coaching?
Una sesión de Coaching se desarrolla mediante una conversación en la que el coach hace preguntas y el cliente responde.
Puede parecer un método muy simple, sin embargo, el coach está entrenado para hacer preguntas poderosas que provocarán que el cliente tenga que ahondar en sí mismo en busca de las respuestas, iniciándose así, no solo el camino hacia un profundo conocimiento de sí mismo, sino la ampliación de opciones para manejar su vida y llegar hasta el lugar deseado.
Las preguntas poderosas activan recursos que el cliente no tenía conciencia de poseer.
Normalmente, después de cada sesión, el cliente se compromete a dinamizar un plan de acción que le encaminará a la meta final al acabar el proceso de Coaching.
También es frecuente, entre sesión y sesión, cierta comunicación del cliente con el coach para compartir logros.
La duración de las sesiones suele variar entre 30 y 60 minutos. Se acostumbra a empezar con una media de 3 o 4 sesiones por mes, pudiendo reducirse a dos al mes a medida que se va avanzando en el proceso. Sin embargo, cada proceso es distinto.
9.¿Es para ti el Coaching?
Entrar en un proceso de Coaching significa estar motivado para el cambio y tener la intención de dejar de lado los miedos.
A veces, los cambios no son cómodos puesto que suponen que tengas que salir de tu zona de confort, cruzar ese margen de seguridad, ese lugar donde te sientes cómodo y seguro y del que jamás has salido por miedo al cambio.
Supone enfrentarse a uno mismo, dejar de engañarse, dejar de culpar de tus fracasos a los demás o a las circunstancias…
Si quieres a asumir todo esto, si de verdad deseas cambios y estás dispuesto a comprometerte contigo mismo, el Coaching es sin duda para ti.
Por el contrario, si no estás dispuesto a dejarte retar, a no cambiar nada, a seguir haciendo las cosas del mismo modo como las has hecho durante toda la vida, es absurdo contratar un proceso de Coaching.
Si realmente deseas ser o tener algo y estás dispuesto a emprender acciones decisivas para conseguirlo ¡bienvenido al Coaching!
10.¿Cómo escoger un buen coach?
Un buen coach es aquel que se ha preparado profesionalmente para ello.
Independientemente de sus habilidades como coach, el haber adquirido una sólida formación es un requisito fundamental para ejercer esta profesión y que, desafortunadamente, no cumplen todas aquellas personas que dicen hacer Coaching.
Como metodología, el Coaching es una disciplina reciente y todavía no existe una acreditación homologada oficialmente en muchos países.
Por eso, las asociaciones nacionales y Federaciones Internacionales son las que regulan actualmente la formación de Coaching en todo el mundo para así poder ofrecer unos estándares de calidad y un marco ético y legal que permita desarrollar y expandir la profesión con un mínimo de garantías.
Por todo ello, al escoger un coach, es aconsejable saber en qué escuela se ha especializado y si ésta ofrece un programa de formación homologado por la I.C.F. (Internacional Coach Federación) o por la ICC (International Coaching Community), que son las dos organizaciones mejor acreditadas y reconocidas como referentes a nivel mundial.
De ser así, el coach posee la capacitación profesional que confieren dichas organizaciones y se rige por uno de ambos modelos y código ético.