Todos los padres y madres, en un momento dado, podemos perder los nervios y alzar la voz a nuestros hijos. El problema surge cuando gritar es la única opción y se convierte en una forma de comunicación habitual en el seno familiar. De manera sostenida en el tiempo, eso es extremadamente dañino y tóxico, para los hijos en particular y para la relaciones familiares en general.
Efecto de los gritos en niños con TDAH
Cualquier niño es sensible a los gritos que recibe de sus adultos. Los niños con TDAH, a pesar de todas sus dificultades, de su impulsividad y de su falta de control, suelen ser personas con una extrema sensibilidad. Cuando tú gritas a tu hijo con TDAH a menudo, lejos de detener o modificar una conducta, ¿qué crees que estás provocando en él? Entre otras cosas:
- Si el niño es pequeño, lesionas su autoestima seriamente.
- Si es algo mayor, y ya está acostumbrado a oírte gritar, pronto va a comprender que ese es el “modo normal” de comunicarse contigo y, de paso, con los demás.
Recuerda que tú eres un modelo para tu hijo. Si tú le gritas, el te gritará a ti. Por ahí suelen empezar las faltas de respeto que, progresivamente y en escalada, pueden resultar devastadoras al llegar a la adolescencia.
Cuando los padres también gritan
Durante un proceso personal de Coaching, me contaba una madre que un día, su hija adolescente con TDAH, llevaba rato gritándole en una conversación que no tenía mayor trascendencia. Todas la interpelaciones de la hija hacia la madre, eran quejas y exigencias a grito pelado. La chica estaba fuera de sí, presa de un “ataque de impulsividad”, de esos tan propios de personas con TDAH cuando algo no sale como ellas esperan y quieren. “Tuve mucha paciencia y aguanté mucho. Hasta que no pude más y le pegué un grito para acabar de una vez con aquella absurda situación”, me decía la madre.
En un escenario similar, cualquier madre que lleve ya largo rato intentando hacer entrar en razón a su hija sin éxito, puede caer en la tentación de ponerse a su altura y acabar gritando tanto o más que ella. Es decir, que acabe perdiendo el control.
¿Qué hacer en estos casos?
Lo que voy a exponer ahora, de tan sencillo, puede parecer de Perogrullo. Sin embargo, a la hora de la verdad, pocas personas lo saben poner en práctica. ¿Qué podemos hacer?
- Identificar el momento crítico antes de que se produzca. Es decir, tomar conciencia de en qué momentos/situaciones nos sentimos en posición vulnerable de perder la calma.
- Antes de contestar a gritos, respirar hondo y contar mentalmente hasta diez.
- Valorar mentalmente qué opciones de respuesta tenemos y actuar en consecuencia. Por ejemplo:
“Querido hijo/a: Hasta ahora, he intentado, sin éxito, que razones y expongas sin gritos lo que quieres expresar. Estoy cansado/a de escuchar tus gritos. Veamos, pues, qué opciones tengo:
- Gritarte como tú me estás gritando.
- Amenazarte y castigarte
- Taparme los oídos.
- Callar
- Ignorarte
- Decirte que no te escucharé hasta que dejes de gritar.
- Etc.
Hacer del conflicto una oportunidad de doble aprendizaje
Un conflicto no resuelto suele generar resentimiento. Por eso, se deben cerrar estas situaciones. Si como padres hemos aprendido y hemos practicado nuestro autocontrol, ¿qué pasa con el hijo? ¿Queda ahí la cosa hasta la próxima ocasión? No. Si así fuera, estaríamos perdiendo una preciosa oportunidad de implicar también al niño en su aprendizaje. ¿Cómo hacerlo?
Creando conciencia
Después de la tempestad, viene la calma. Al rebajar el nivel de enfado (tuyo y de tu hijo), las cosas se ven desde una perspectiva más serena. Ese es el momento para ayudar a tu hijo a tomar conciencia de su falta de control, de la expresión desbocada de sus emociones, de lo que conllevan sus gritos. Con eso le ayudamos a que se conozca más, a que madure, a que tome conciencia de lo que hace y de los resultados que obtiene con ello.
Cuando haya bajado la soufflé, aprovecha para hablar con él desde el cariño y el respeto, pero también desde la firmeza. Para hacerlo, puedes guiarte por lo que en Coaching llamamos preguntas poderosas. Es decir, preguntas que ayuden a reflexionar y a tomar conciencia. Por ejemplo:
- ¿Cómo te sentirías tú si yo te gritara de esa manera?
- ¿Cómo crees que me siento yo con tus gritos?
- ¿Qué crees que vas a conseguir de mí gritando?
- ¿Qué querías expresar exactamente?
- ¿De qué manera podías haber expresado lo mismo sin gritos?
- Etc.
Resumiendo
Gritar a tus hijos no te lleva a nada. Ni les beneficia a ellos, ni te beneficia a ti. Ni siquiera te sirve para desfogarte o desahogarte pues, aunque momentáneamente te hayas quedado descasado, pronto te darás cuenta de que, no solo no has arreglado la situación, ni has modificado la conducta de tu hijo, sino que además, tú te has quedado con muy mal cuerpo, e incluso quizá con cierto sentimiento de culpabilidad.
Gritar o no gritar, al final acaba siendo una cuestión de economía emocional, para ti y para tu hijo. Y no olvides, al cerrar situaciones de conflicto, decirle que le quieres, que te importa lo que siente y piensa, así estés o no de acuerdo con su opinión.
¿Quieres conseguir más?
Gritar significa no tener otra herramienta de comunicación.
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¿Para qué hacer este taller?
Para lograr estos beneficios:
- Autocontrolarte en situaciones de conflicto, evitar ponerte nervisoso/a y acabar a gritos
- Evitar conflictos que se generan por pequeñas cosas y que suelen acabar sobredimensionados.
- Sentirte como un buen modelo para tus hijos
- Rebajar el nivel de estrés familiar
- Ahorrarte tensiones y enfados innecesarios
- Comunicarte de forma asertiva con los tuyos
- Sentirte valorado/a y empoderado/a en tu rol de padre/madre.
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Como profesional, y como madre de dos hijos con TDAH, os deseo lo mejor.
Nos “vemos” en el próximo GUIÑO. ¡Sed felices!
Te entiendo, es frustante, pero tú puedes!!!! Se valiente, esfuérzate que lo lograrás. Mentalízate con frases positivas, salte a caminar, ora mucho a Dios y abraza mucho a tu hijo. El té necesita. Te mando mucho cariño y bendiciones en tu vida. Visualiza a tu hijo como un adulto feliz y exitoso. Verás que pronto pasará esta difícil etapa. Tu puedes!!!! Mucho ánimo María.
Tengo 46 años y 5 hijos. Uno de ellos tiene TDAH y 12 años. No puedo con él, me grita, falta al respeto y se pelea con sus hermanos. Mi marido siempre dice que la culpa es mia y no quiere saber nada. Me paso todo el dia llorando y fumando por nondarle una bofetada. Me desahogo así. Cuando lloro mi hijo se rie y cuando fumo me dice que le de mas al tabaco. Creo que no me quiere ya que mis otros hijos si veo que se preocupan por mi. No puedo más con mi hijo al que quiero mas que a mi vida!!
Hola Elena , soy una abuela con una hija bipolar , una nieta con un síndrome , y con tda y un nieto con tdah. Abecés pierdo los nervios , viven en mi casa !! Y me tengo que ocupar de casi todas las tareas de limpieza y lavado de ropa y platos . Ademán aún trabajo fuera de casa !
Me gusto mucho tus consejos , para mi y mi edad es muy duro . Pero pondré todo de mi parte para seguir sus consejos , que me parecen muy buenos .
Me siento muy esperanzada !
Clara
Pingback: Cómo reaccionar si tu hijo con TDAH te pega (2) - Coaching TDAH %
Me encanta este blog. Es todo un reto para las mamis estar “zen” en ciertas situaciones en las que nos sentimos desbordadas. Gracias por darnos pautas tan claras y sencillas.
Gracias, Carol. Espero que el blog sea de utilidad no solo para “mamis zen desbordadas” :-), sino directamente a todas las “madres desbordadas”, que son la mayoría de las que tienen hijos con TDAH. Un abrazo.
Enhorabuena porque pinta muy bien este blog . Los padres de TDAH estamos muy necesitados de consejos que no te dan los medicos en su consulta con nuestros hijos, y en el dia a dia es muy facil perder los nervios con ellos porque te llegan a exasperar. Espero los siguientes articulos como agua de mayo. Gracias.
Gracias, Carmen por tus palabras. Es cierto que en las consultas, especialmente en las públicas, los médicos van a toda castaña. Pero es que no tienen tiempo para más y ahora menos con los recortes de Sanidad en los últimos años. Lo mismo ocurre en las consultas con los psicólogos. Los padres gastan tiempo, recursos y energías en ayudar al máximo a los hijos con TDAH. Y a los padres (especialmente a las madres) ¿quién les ayuda? Esa es una de la pretensiones de mi blog: ayudar en ese “día a día” que comentas y que solo quién lo vive sabe qué significa realmente. Espero y deseo que te ayuden mis artículos 😉 Un abrazo.
Estoy investigando sobre TDAH. Hace un mes mi pareja y yo decidimos juntarnos despues de dos años de novios viviendo por separado, ella tiene una niña de 6 años con TDAH el cual no va al baño sola pero al baño de la escuela va sola, no se baña sola, come muy poco y le gusta más las golosinas y cosas de su preferencia, cuando está cansada posee un comportamiento bastante berrinchudo, no duerme sola, duerme con la madre, tiene un carácter firma aparte de lo que le genera el TDAH, tiene hábitos de querer mandarte y que vos hagas lo que ellos quieren La niña está bajo tratamiento profesional. El psicopedagogía le dió el alta, la Niña es sobresaliente en la escuela. Aún asiste al tratamiento psicologico el cual ya indico que debe dormir sola. El padre biológico no ayuda en nada y la madre que es mi pareja actual es muy permisiva y carece de carácter hacia la niña. Yo deseo saber manejar estás cosas, si es necesario participar de la terapia psicológica también o no ya que lo hace el padre biológico y la madre. Estoy muy preocupado ya que esto puede terminar de romper mi relación con mi pareja.
El artículo me recuerda los momentos cuando no sabia como afrontar la situación y como ahora he cambiado a mejor.
Gracias por tu aportación, Alberto. ¡Qué bien saber de ti! Me gusta ver que el taller de comunicación al que asististe te sirvió para integrar bien los contenidos. Esa es la buena noticia: NUNCA es tarde para cambiar y TODO se puede aprender. Un abrazo. 😉
Hola Elena. Me han sorprendido gratamente todas tus explicaciones y enseñanzas que describes.
Sorprendido gratamente, ilusionado y contento, ya que mi pareja (madre de adolescente con TDHA) le habla de la manera”correcta que tu describes”. Gracias a ella, a mi manera o modo de verla y entenderla, y AHORA gracias a ti, siento que estoy haciendo bien y construyendo algo bonito.
Gracias.
¡Qué hermoso aprendizaje, Marc! No es fácil, en caso de segundas parejas, aceptar a los hijos del otro, más aún cuando hay situaciones complejas. Felicita a tu pareja y enhorabuena por esa relación que estás construyendo 😉 . Un abrazo.
Me ha gastado mucho tu articulo Elena, cierto que es harto difícil llevarlo a la pràctica si se esta en esa espiral. Entiendo que segun la edad de los hijos es mas fàcil parar y respirar o contar, incluso no intervenir y dejarlo para luego.
Gracias, Helena. Espero que además de haberte “gastado”, te haya “gustado” (:-) jeje). Ese es el asunto: llegar a esa espiral que comentas. Debemos hacer todo lo posible para no llegar a ella, porque cuanto más tiempo se instale esta forma de comunicarnos (a base gritos, recriminaciones, insultos… ) más difícil será erradicarla y substituirla por una comunicación asertiva. Al final, toda la familia se resiente por ello ello. Gracias por tu aportación 😉 . Un abrazo.
Me ha gustado!
Gracias, Ignasi. Celebro que te haya gustado y espero “verte” de nuevo por aquí 😉 . Un saludo cordial.